La prensa, las AFJP, las cajas profesionales

El gobierno K, en su avanzada sobre todo lo que signifique una virtual oposición y en especial si ésta se vincula con dinero, le dio órdenes al Títere para que la emprenda sobre la caja de los abogados de la Pcia. de Buenos Aires.
El modelo K, se basa en controlar y administrar todas las cajas que pueda porque con las ideas no puede. Entonces si tiene dinero y como la carne es débil, podrá controlar las provincias y los municipios y todas las actividades que puedan oponerse a su plan siniestro.
La prensa quedó maniatada a pesar de algunos periodistas ingenuos que hoy pretenden ser independientes.
Las AFJP desaparecieron con igual la rapidez conque las aves de rapiña se apoderan de su presa y ahora el Títere bonaerense, va en búsqueda de los fondos de la caja previsional de abogados.
De esta manera se busca ahogar la institución de igual manera que se ahora a la Federación Agraria al sacarle el ingreso por las cartas de porte.
Los abogados deben reaccionar de inmediato y llenar los tribunales de reclamos y amparos ante lo que se manifiesta como una manera de quedarse con ese dinero que el gobierno no es capaz de administrar.
Al igual que con las AFJP, el dinero se empleará en planes sin retorno, es decir que generan ingresos y solamente el dinero se gastará y jamás se recuperará. En la Pcia. de Buenos Aires, que está administrada por los peronistas desde hace 24 años y que genera permanentemente pobres, el déficit es ingobernable.
El Títere bonaerense debiera saber que cuando termine su gestión deberá devolver de su bolsillo todo el dinero que falta por su pésima admnistración.
Es hora que los políticos respondan con sus bolsillos lo que le hacen perder a la Nación , la Provincia o el Municipio y por ende a la población.
La democracia deberá fortalecerse y dotarse de elementos legales para contrarrestar las malas administraciones. No basta con que haya condena política, eso es lo mismo que la nada, si no veamos al indigno de Ibarra que tras Cromañon, es ahora legislador.
Los políticos no deben tener inmunidad para responder sobre sus actos en el ejercicio de la función. Los ciudadanos no pueden ser los que siempre soportan las malas o tendenciosas acciones que toman.