jueves, 4 de marzo de 2010

De cuando se pierde el poder

Desde que Kirchner fue gobernador en Santa Cruz se acostumbró, él y su mujer a hacer lo que le vino en gana.
Con las cámaras a su favor y una oposición miedosa y corrupta, el matrimonio, que hizo y hace de la política su modo de vida, hizo lo que le vino en gana.
Han utilizado las normas legales para aprovecharse de las circunstancias, amparados en el poder y la impunidad, inescrupulosamente.
Cuando Capricheytor fue Presidente, ella haciendo gala y pata ancha y siendo Senadora por Santa Cruz, primero y Senadora por Buenos aires después y menos mal que nunca vivió en Córdoba, ni en Misiones, ni en La Pampa, ni en ninguna otra provincia porque de lo contrario sería ininterrumpidamente Senadora por cada una de esas provincias.Digo, cuando fue Senadora, la emprendió contra el Vice Presidente Scioli y le hizo pasar un papelón en el Senado, utilizando una de las herramientas que le concede la ley, que es la cuestión de privilegio.
Utilizó los poderes que tenía, por la mujer del presidente, además de Senadora para presentar la modificación del Consejo de Magistratura, que le brindaba al Ejecutivo el poder de control sobre los jueces.
También fogoneó la modificación de la ley los partidos políticos hasta que fue modificada por ley y después la fogoneó al revés para dejarla sin efecto. Así fue como, a dedo, fue nombrada la sucesora de Capricheytor.
Es decir, que cuando les convino, utilizaron el Congreso y ahora cuando no les conviene, usan los DNU para imponer su capricho y negociados.
Ahora perdieron el poder que tenían y poco a poco pierden el respeto y el terror que le tienen los gobernadores.
El gobierno pretende imponer en sociedad la idea de que hay acciones destituyentes. En realidad lesas acciones las están haciendo ellos mismos. No es la primera vez que quisieron huir, pero se quedaron, recordar lo de la 125.
Ellos buscan ser destituidos para justificar todas sus acciones.
En esta despatriada, están acompañados por dos individuos que no pueden mirar a los ojos a sus hijos, que son Pichetto y Rossi. Estos dos (Coquito y Pelusita) hacen todo lo que les impone Capricheytor, sin siquiera detenerse a pensar.
El matrimonio presidencial, está encerrándose en su propia jaula de odios, caprichos y soberbia y arrastra consigo a todos los débiles de espíritu y de poco apego a su dignidad.

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