Ayer la Presidente dijo en un acto oficial "señor Gobernador de la provincia de Santa Cruz, me lo quieren intervenir, y acá está firme, no importa, le vamos a dar asilo político acá en la Rosada. Dios mío, y después hablan de federalismo y de instituciones. Bueno, no importa, pequeña digresión para empezar".
Ocurre que este individuo ha desobedecido una orden de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y la Locutora lo defiende.
Es clara la posición de la Locutora, si se meten en la provincia que ella y su consorte moldearon a su gusto durante los últimos 20 años, peligra una fuente de ingresos fenomenal que la familia Kirchner posee. En Santa Cruz no hay monopolios, solamente hay una red de amigos que prestan su nombre para que los K puedan seguir haciendo sus negocios impunemente.
Si las palabras fueran solamente sonido, muchas discusiones no ocurrirían. Pero cuando las palabras van de la mano de gestos que denotan el regocijo por detentar una cuota de poder, eso es fanfarronería, charlatanería, soberbia e ignorancia.
Muchas pienso que a esta señora le cuentan una historia que no es la real, si no una historia que a ella le gusta escuchar.
Desoir una orden del máximo órgano de justicia de la nación es un acto infrecuente en la historia de la Argentina, pero para los Kirchner eso parece que es algo natural, que está dentro de las pautas cotidianas de sus vidas, "lo que me gusta lo apoyo y lo que no me apoya lo destruyo" Democracia pura al entender de los K.
Las palabras de la Locutora, muchas veces, muestran un costado extraño. Ella critica el accionar de los que piensan distinto porque emplean argumentos que ella utiliza para tener éxito en su gestión.
Ancho para mi, angosto para los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario