martes, 28 de julio de 2009

Un títere de peluche

Capricheytor en todo su esplendor.
Esto ya lo dije alguna vez.
Al otrora delfín de la corona, el que le iba a sacar las papas del fuego, el que le seguía los pasos puntillosamente, el que trabajaba incansablemente para profundizar el modelo, finalmente al perder la elección en Buenos Aires, le soltó la mano.
Claro la única que tiene. (un poco macabro el mal chiste)
Daniel Scioli, que de él se trata, se debate entre tiburones, dinosaurios, cocodrilos y cuanto bicho depredador hay en la provincia, sin contar a Capricheytor.
El justicialismo no lo acepta.
El justicialismo no quiere títeres de peluche, este partido sostiene títeres de verdad, títires que respondan cabalmente a los principios que le dejó el General.
Scioli, pretendió hacerse representante ad hoc de la gente de campo y dijo que iba a ver a la Locutora con pedidos de reducción de retenciones.
Pero la triste realidad, que la única verdad, según Aristóteles, demostró que ni abrió la boca para pedir nada de eso.
Bigote grande lo desmintió y él ni siquiera retrucó la desmentida.
Scioli dio muestras una vez más de un servilismo aterrador y donde el poco apego a su dignidad quedó expuesta nuevamente.
No le bastaron las varias forreadas que le pegó Capricheytor, ni la que le prodigó la Locutora cuando oficiaba de Senadora. Él sigue firme en sus convicciones y si con ello pretende ser presidenciable, que se olvide.
El justicialismo no quiere títeres de peluche.

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