jueves, 17 de septiembre de 2009

Sesión legislativa

La metodología utilizada en las sesiones legislativas, es al menos un compendio de mala educación.
Se ponen en evidencia las más bajas intenciones de los políticos que bregan por una democracia, la cual exaltan en cada oportunidad que tienen pero que pocas veces ponen en práctica.
"Es de facistas no escuchar al orador" dijo una vez Alfonsín cuando los productores del campo lo silbaban en la Rural.
Esta práctica desconsiderada y de una supina mala educación, se ve a diario en cada sesión del congreso.
Sin embargo, los políticos parecen aceptarla como una costumbre propia de la actividad y nada dicen, salvo honrosas excepciones, cuando algún diputado pide que tal o cual lo escuche, en especial el que oficia de presidente circunstancial.
La cámara de diputados o senadores es el lugar específicamente destinado para que los que nos representan expresen sus opiniones y discutan los puntos de vista ideológicos sobre los proyectos de ley y que presuntamente son los que más convienen a los ciudadanos.
Mucha sangre se derramó por alcanzar la posibilidad de que el pueblo pueda ser representado en ese recinto y tal como sucede siempre, una vez logrado el objetivo, se lo toma como algo que existió siempre y pierde el valor intrínseco que conlleva.
Es decir que con el uso cotidiano le pierde el respeto.
Muchos políticos utilizan esos recintos para llevar a delante sus intereses personales y muchos idiotas útiles les hacen la coorte para que así sea, sin darse cuenta que una vez alcanzado el objetivo, ese político se olvidará de ellos y lo que es peor muchas veces los transforman en sus propios enemigos.
Pero vayamos al método.
Existen reglamentos que regulan las sesiones para evitar que las mismas se transformen en inteminables conversaciones y discursos que no conducen a ningún lado.
Estos reglamentos deben ser respetados, porque para algo se crearon. Sin embargo muchas veces esos reglamentos quedan de lado o son pasados por arriba so pretexto de cualquier cosa que convenga.
Los que asistimos a esos debates vemos que durante los mismos, los representantes del pueblo o de las provincias, que están presenten, leen el diario, hablan por celular, conversan entre ellos, duermen, comen, escriben, todo eso mientras otro está en uso de la palabra.
La pregunta es ¿para que habla el que habla?
¿Para que el que está presente lo está sin escuchar?
Si bien hay uno que se "sacrifica" oficiando de presidente y debe asistir a todas las exposiciones, no significa que escucha al orador porque no tiene posibilidad de retrucarle nada, salvo algunas cuestiones reglamentarias menores.
Tambien están los que no están, es decir los que no se presentan en el recinto a pesar de estar en el establecimiento, esos son los que a la hora de votar se hacen presentes.
Esos individuos no sienten verguenza. Creen que cumplen con su rol y con el mandato del jefe de turno, sin sber a veces de que se trata. Muestra de ello hay a montones, basta ver una sesión en la que se ve a Duhalde durmiendo y que cuando escucha ruidos en el recinto, se despierta y automáticamente levanta la mano. Patético.
¿No es hora de modificar ese estúpido reglamento?
Mi sugerencia es que, los diputados o senadores, para poder votar deben estar presentes el 80% del tiempo que dure la sesión diaria, en el recinto, (dejamos un 20%para cuestiones menores, como ir al baño, al banco, a tomar un café).
¿No es hora de que los diputados y senadores se guíen por sus propias convicciones y no por lo que el bloque diga. ¿Donde está la libertad de pensamiento?
¿ALGUIEN PUEDE DECIRME, SI ALGUNA VEZ OCURRIÓ QUE UN LEGISLADOR CAMBIÓ SU VOTO POR LAS RAZONES VERTIDAS POR OTRO LEGISLADOR CONTRARIO, EN UN DISCURSO EN EL RECINTO?
¿Entonces de que sirven esas maratónicas sesiones donde todos esgrimen sus palabras que no llegan a ninguna parte?
Es evidente que de democrática estas sesiones no tienen nada.
Mucho menos cuando quien está en el gobierno, imprime un sello de capricho y de querer estar en el Guines de los records como quien envió al Congreso un proyecto de ley que fue sancionado en menos que canta un gallo.
¿Que hay detras de todo esto?
El tiempo lo dirá.
Se nacionalizó Aerolineas , pero el grupo Marchant, sigue siendo dueño y el Estado argentino pierde 600 millones por mes.
Se estatizaron los fondos de las AFJP y los jubilados no recibieron un puto peso, pero la plata grande se destinó a "obras". Vemos al ex futuro hospital de niños de Ciudad Evita que comenzó con todo brio y ahora está la obra parada.
Por la lucha ideológica con el campo, se perdieron millones y millones de dólares, pero eso al gobierno no le importa, total La Locutora y Capricheytor están lo suficientemente bien forrados como para no hacer problemas.
Mucha cháchara, mucho glamour en las conferencias de prensa, donde a Capricheytor no le gusta que le pregunten por su patromonio y donde a la Locutora no le gusta que le hagan preguntas incómodas y donde utiliza datos incomprobables y referencias técnicas carentes de sentido práctico, el tema es decir palabras grandilocuentes en frases grandilocuentes porque asi suenan mejor.

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